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Cinco contribuciones que la psicología puede hacer al arte.

A día de hoy, es prácticamente saber popular que lo que pasa por nuestra cabeza tiene importancia capital en lo que hacemos y en cómo lo hacemos. Sobre este supuesto, nos disponemos a revelar cinco maneras a través de las cuales la psicología puede contribuir al arte, influyendo directamente en su valor más importante: los artistas.

  1. Control de la ansiedad: Llevar a cabo una actuación en público, ya sea cantar, bailar, actuar o tocar un instrumento, puede conllevar, dependiendo de la persona, ciertos niveles de ansiedad, sobre todo si estamos en una situación de evaluación. Las técnicas de relajación y respiración pueden ayudarnos a encontrar nuestro nivel óptimo de activación, siendo este el que nos ayuda a dar lo mejor de nosotros mismos, sin ser ni muy alto ni muy bajo, y siendo diferente en función de cada persona.
  2. Motivación: La satisfacción que produce el dedicarse a cualquiera de las artes escénicas, normalmente, mantiene por sí misma la conducta de los artistas de continuar ejerciendo. Sin embargo, también es cierto que suele conllevar ciertos sacrificios. La música, el baile, etc. se suelen compaginar con otras actividades como otros trabajos o estudios. Esto, unido a posibles malas experiencias, puede reducir nuestra motivación y llevarnos al abandono, lo cual podemos prevenir manteniendo nuestra motivación en sus cotas más altas, a través de la percepción de autoeficacia con un adecuado establecimiento de objetivos.
  3. Atención/concentración: Los procesos mentales (atención, lenguaje, pensamiento, etc.) pueden entrenarse como si de un músculo del cuerpo se tratasen. Con ejercicios pautados y sistemáticos, podemos llevar nuestra concentración a sus niveles óptimos, lo que redundará en una mejor eficiencia de nuestros ensayos y en unos mejores resultados en nuestras performances.
  4. Inteligencia emocional: Nuestras emociones son producto de años y años de selección natural, por lo que no son buenas ni malas. Son útiles o no útiles dependiendo del momento en el que se generen. Con la educación en inteligencia emocional podremos comprender y gestionar nuestros miedos, tristezas o alegrías y, en última instancia, utilizarlos en nuestro beneficio.
  5. Visualización: La visualización es una parte del entrenamiento mental que consiste en llevar a cabo una práctica imaginada de la acción en sí. Tras una fase de entrenamiento, seremos capaces de llegar a “ver” en nuestra mente cómo tocamos el piano, o a “sentir” la fuerza de la gravedad en nuestros saltos. Es una técnica complicada pero de las más efectivas, ya que nos permite continuar nuestros ensayos en cualquier momento.

 

Los procesos mentales tienen una gran influencia en nuestro rendimiento. Normalmente, estos procesos mentales son más o menos potentes debido al azar (genes, experiencias, educación, etc.) pero, con un adecuado entrenamiento mental pueden ayudarnos a mejorar notablemente en nuestro campo.

Jaime Marcos

@Jaimemarcosred

 

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