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En etapas vitales de duda, todos tenemos algún familiar, profesor, amigo o conocido que nos dice: “lo que tienes que hacer, es dedicarte a lo que te gusta”, ya sea para estudiar, trabajar, practicar algún hobby o irte de vacaciones. Este consejo, que parece fruto de un pensamiento más hedonista que práctico o ambicioso, está más lleno de sabiduría de lo que parece. Si hacemos lo que nos gusta, lo que realmente nos apasiona, siempre daremos lo mejor de nosotros mismos, por el mero placer de hacerlo. Nos prepararemos más, nos preocuparemos más por nuestros posibles errores, llegaremos antes al trabajo, nos iremos más tarde, etc.

De la misma forma, si damos lo mejor de nosotros mismos aumentaremos las probabilidades de éxito dentro de nuestro contexto, recibiendo una recompensa casi kármika proporcional al esfuerzo realizado (esfuerzo que no fue tal debido al disfrute que nos proporcionaba el realizarlo y a la buena disposición con la que lo hacíamos).

Sin embargo, cabe la posibilidad de que perdamos la pasión por esta actividad cuando se convierte en algo muy formal y rutinario. Esto puede pasarnos por haber estado recibiendo recompensas externas (dinero, reconocimiento social, etc.) que luego nos han retirado o por fenómeno conocido como burnout, en trabajos que impliquen algún nivel de estrés (que son muchos).

Para prevenir este triste desenlace de nuestra vida profesional, se recomienda buscar siempre nuevas metas. No conformarnos con el lugar al que hemos llegado, sino preocuparnos por mejorar, por hacer eso que nunca hemos hecho dentro de nuestro marco de actuación y que siempre hemos querido hacer. No hay nada tan motivante como marcarse un objetivo y ver cómo vamos dando los pequeños pasos que nos acercan al mismo.

Otra forma de prevención es tomarse los pertinentes descansos mentales durante nuestro período profesional. Cuando vivimos con emoción nuestro trabajo, nos cuesta dejar de pensar en lo que vamos a hacer al día siguiente, en cómo vamos a solucionar un problema (en el sentido proposicional de la palabra) que nos haya surgido… es muy positivo que dediquemos espacios de nuestro tiempo libre a intentar mejorar, pero es igual de importante reservar espacios para nuestras aficiones, para nuestros seres queridos, para nosotros mismos o, incluso, para sencillamente perder el tiempo. Es importante no dar vueltas en la cama, o no distraernos al volante, pensando en estas cosas. Para las personas que nos cueste desconectar, existen ciertas técnicas que nos pueden ayudar, como la parada de pensamiento, la visualización o todas las técnicas de relajación. Las personas necesitamos vacaciones.

Estos descansos mentales pueden ayudarnos también a solucionar este fenómeno de quemazón una vez producido. Si no, cuando todo falla, siempre podemos confiar en la figura de un profesional que nos ayude a reconducir nuestro camino.

Ahora, con la llegada del verano, estamos en un buen momento para aprovechar y descansar. Hace calor, hay muchas horas de sol, muchos estamos de vacaciones y hay infinitud de actividades que realizar. Por ello, os invitamos a que permitáis a vuestras mentes el descanso que tanto necesitan (aunque no lo parezca) y que tanto os agradecerá vuestra futura motivación por vuestra actividad profesional.

¡Felices vacaciones!

 

Jaime Marcos

@Jaimemarcosred

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