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Animal de compañía: ¿un peso más o una fuente de felicidad?

¿Quién no ha intentado convencer a su madre de pequeño de adoptar un animalito? ¿A cuántos nos han respondido que tener un animal de comapañía es una responsabilidad muy grande, que no es solo ver a un perro o a un gato pasearse por la casa? Todos estamos de acuerdo en que tener un animal requiere un esfuerzo adicional y supone una responsabilidad más, pero, ¿por qué nos empeñamos en ver eso como algo malo?

¿Cuáles son los beneficios de tener un animal de compañía?

Tener animales, junto con la responsabilidad que esto conlleva, puede ser algo muy beneficioso tanto para los adultos como para los más pequeños. Aprendemos a estar preocupados de otro, a hacer cosas por el bien del animal, a dar y recibir cariño y, además, es una manera de ir dando a los pequeños de la casa quehaceres para que también sientan a los animales como suyos, como una “cosita peluda” que está, en mayor o menor medida, a su cargo, e ir desarrollando así el sentido de la responsabilidad.

Además, tener una animal de compañía tiene muchos beneficios que no se ven a simple vista, como, por ejemplo, en el caso de las personas mayores o sedentarias, ayudándolas en su autonomía y a llevar un estilo de vida activo; reducen el sentimiento de estrés, ansiedad y depresión; mejoran la autoestima de las personas, y ayudan a combatir la soledad, entre muchas otras.

Pero no sólo trae beneficios psicológicos el hecho de tener un animal de compañía. Hay ciertos animales, como los perros (o cualquier animal que decidamos sacar a pasear) que nos ayudan a crear y mantener relaciones sociales. Los paseos facilitan te relaciones con los que también sacan a pasear a sus mascotas, gente con la que ya compartimos algo en común y con la que vamos a seguir coincidiendo día a día y compartiendo tiempo, momentos y espacio de juego de nuestros animales. Estos paseos que nos “obligan” a dar nuestras mascotas, también traen consigo beneficios para nuestra salud física, ya que es algo que se ha comprobado que disminuye los riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares.

En definitiva, no hay que dejar de ver al animal de compañía como una responsabilidad que en algún momento se nos puede hacer cuesta arriba, pero sí dejar de verlo sólo como un peso más y empezar a sentirlo como un compañero de vida con el que compartimos momentos y que nos da un amor incondicional. ¿Quién se puede resistir a llegar a casa y escuchar como su animal enloquece de alegría al escucharnos?

Por Cristina Resuela Manzano

@cresuelam

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