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El realismo depresivo, ¿en qué consiste este tipo de depresión?

La depresión es uno de los trastornos más famosos actualmente y no es para menos, ya que solo los trastornos de ansiedad superan en frecuencia a la depresión, la cual se estima que afecta a 350 millones de personas según la OMS. La depresión provoca tristeza patológica, anhedonia, disminuye nuestro nivel de actividad y sufrimos un alto cansancio. También puede acompañarse con sentirse incapaz o culpable, irritabilidad, pesimismo en las expectativas de futuro, pérdida de confianza, ideas de suicidio, problemas en el sueño, etc.

¿Cuál es la relación entre los síntomas de la depresión y el realismo?

Aunque pueda parecer sorprenderte, la respuesta a esta pregunta no se encuentra en un fallo en la cognición de las personas con depresión sino en un fallo en las personas que no la sufren porque éstas últimas tienen unos mecanismos cognitivos que generan expectativas más positivas de las que deberíamos percibir en la realidad. Entonces, la depresión hace que estos mecanismos dejen de funcionar provocando que la persona que sufre depresión tenga unas expectativas más realistas.

El mayor realismo de las personas que sufren depresión se descubrió gracias a unos experimentos sobre la tarea de juicios de contingencias. En estos experimentos se presentaba un botón y una luz la cual se activaba a veces al pulsar el botón y en otras ocasiones la luz era independiente de presionar el botón. Los experimentos revelaron que las personas que no sufrían depresión tenían más probabilidades que las que sufrían depresión de creer que tenían más control sobre la situación, es decir, pensaban que sus acciones de pulsar el botón tenían mucha más relación con el encendido de la luz del que realmente tenían. En cambio, las personas que sufrían depresión al creer que no tienen tanto control de la situación se acercaban más al resultado correcto de su influencia en la luz.

Por todo ello, se concluye que existe un sesgo cognitivo que hace que las personas sin depresión sientan más control sobre la situación del que realmente tienen. Este sesgo se denomina sesgo de la ilusión de control y tiene un gran poder adaptativo, ya que sentir que tenemos poco control sobre nuestro entorno hubiera desalentado a las personas que impulsaron grandes procesos de cambio en la humanidad como Martin Luther King, Nelson Mandela o Gandhi.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que las teorías cognitivas de la depresión postulan que entre las personas que la sufren existe un sesgo cognitivo autorreferencial negativo que provoca una visión distorsionada de la realidad y goza también de un buen respaldo experimental. Por lo que como ocurre en muchas más cuestiones de la psicología todavía falta más desarrollo experimental para descubrir que teoría es la correcta o si incluso puede coexistir.

Por Vicente Rodríguez Romero-Nivea

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