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La importancia de la regulación emocional

La emoción es una respuesta a eventos internos y externos que tienen un significado para el individuo. Se trata de una respuesta breve, intensa, con un inicio y final claro. Implica mecanismos conductuales (ej.: realizar X conducta), fisiológicos (ej.: respuesta física como una aceleración del ritmo cardiaco) y cognitivos (ej.: algún tipo de pensamiento). El sentimiento sería la evaluación subjetiva de la emoción, es decir, como juzgo el conjunto de reacciones que tengo ante un evento interno o externo. El estado de ánimo es lo mismo que la emoción, pero es prolongado en el tiempo, de intensidad baja y no se conoce su inicio y final. Además, en la emoción se conoce la causa y en el estado de ánimo se desconoce que es lo que lo provoca. Pero, ¿qué es la regulación emocional?

¿Qué es la regulación emocional?

La regulación emocional sería el conjunto de procesos que participan en atender, evaluar y cambiar nuestras emociones y estados de ánimo. Es importante la regulación emocional porque nos permite influir en las emociones que sentimos y modificarlos para cumplir nuestras metas evitando situaciones de ira, provocación o miedo. Hay algunos pasos que nos pueden ayudar en la regulación emocional.

  1. Ser consciente de las propias emociones y definirlas: poner nombre a la emoción.
  2. Permitir a mi cuerpo sentir la emoción: evitar censurar emociones.
  3. Ser consciente de la emoción: cómo me afecta física (sensaciones), mental (pensamientos) y conductualmente.
  4. Analizar de dónde vienen las emociones y que función desempeñan.
  5. Investigar las situaciones que producen o desencadenan las emociones.
  6. Identificar mantenedores de las emociones: a parte de saber qué las causa, saber qué es lo que las mantiene.
  7. Modificar aquellas emociones que vea negativas en su intensidad o duración.
  8. Aceptar y tolerar las emociones negativas que no puedo cambiar.
  9. Crear una lista de actividades que me ayuden a controlar y regular las emociones: pintar, escuchar música, hacer deporte, leer, escribir etc.
  10. Darse apoyo a uno mismo en situaciones difíciles o en las que es fácil perder el control:
    • Autocompasión: empatía hacia uno mismo. Ayuda a generar distancia útil entre el yo que se observa y el que sufre. Disminuye la autocrítica, culpa, vergüenza, etc.
    • Autoestímulo: clamarse y animarse a uno mismo, recordando que se han superado emociones difíciles en el pasado.
    • Autoinstrucción: donde el “yo observador” guía con autoinstrucciones al “yo” que sufre.

Aparte de conocer los pasos mencionados es útil tener alguna estrategia que prevenga o nos ponga en alerta de una posible pérdida de control. Para ello podemos usar un semáforo o un termómetro de las emociones. Consistiría en marcar cómo nos encontramos para ser conscientes de cómo van cambiando nuestras emociones y poder poner en practica los pasos mencionados. De esta forma evitaremos intervenir cundo ya sea demasiado tarde.

Por Amha Cerezo Cerrillo

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