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Los 6 hábitos para desarrollar tu resiliencia

Resistencia, fortaleza, tolerancia, aguante, fuerza, superación…, resiliencia. Puede que muchos de los que leáis este artículo no hayáis escuchado y/o usado la palabra resiliencia. Sin embargo, todo el mundo sabe lo que es la resiliencia aunque pocas personas la denominen así.

Por ello, quisiera presentar una definición y la correspondiente descripción de este concepto, transferible a nuestro día a día. La resiliencia es aquella capacidad que nos permite afrontar las situaciones difíciles de nuestra vida, de manera positiva y aprender de ellas.

Pongamos por ejemplo, dos estudiantes que se preparan unas oposiciones durante un año entero, sacrificando su vida social y de ocio por estudiar. El día del examen, ambos están muy bien preparados y salen orgullosos del examen. Esto se tuerce cuando al salir las notas ven que han quedado en una posición que no les permite acceder al puesto opositado. El primero se viene abajo. Siente haber desperdiciado un año entero de su vida para luego quedar fuera. Este pensamiento le hace abandonar y no vuelve a presentarse ningún año más. El segundo también se desilusiona al ver el resultado, siente que tanto esfuerzo no recibió su recompensa. Pasados unos días, se pone a pensar e interpreta el año de estudio empleado como un año ganado y no como una pérdida de tiempo. Decide seguir preparando el examen del año siguiente, y aprovechar la experiencia ya vivida como una ventaja que le dará mayores opciones de aprobar.

De acuerdo con la definición anterior, ¿cuál de los dos estudiantes habría tomado una actitud más resiliente? Como ya habréis vaticinado, el segundo.

La resiliencia es útil en todo tipo de situaciones: ante los estudios, la recuperación de las lesiones, la superación de la pérdida de una persona importante, la humillación pública, etc. Pero aunque abarque situaciones tan distintas, tiene unas características comunes que la convierten en entrenable. A partir de lo leído y de vuestras propias experiencias, habréis comprendido ya la importancia de desarrollar la resiliencia. Ser resiliente ayuda a superar, a avanzar, a no rendirse, a vivir, y ayuda a vivir protegiendo el bienestar.

Os invito a que me acompañéis en el ascenso a la resiliencia que estoy a punto de realizar. Apenas 6 escalones nos separan de hacernos dueños de esta capacidad tan preciada que conocemos como resiliencia.

6 escalones para desarrollar tu resiliencia

1. Conócete a tí mismo

Conocer nuestras fortalezas (puntos fuertes) y debilidades (puntos débiles), es el primer paso para actuar de manera resiliente. Si conocemos nuestras fortalezas podremos utilizarlas en nuestro beneficio, como una ventaja que nos ayudará a enfrentar nuestras debilidades, trabajarlas y convertirlas en las primeras. No ser capaz de enfrentarnos a una situación complicada podría verse como una debilidad, por lo que aprender a enfrentarla sería una fortaleza.

2. Toda experiencia es aprendizaje

Cualquier dificultad o error cometido es una oportunidad para aprender. Las vivencias positivas y negativas suponen experiencias. Acostumbramos a vivir las buenas experiencias como éxitos, premios o suerte mientras que las malas las sufrimos y tratamos de apartarlas. Gracias al escalón anterior ahora sabemos que podemos asumir una experiencia negativa como una oportunidad para evolucionar como personas y que esta conducta nos volverá resilientes.

3. Perseverancia, paciencia y flexibilidad

PPF: Armarnos de paciencia para aguantar el tiempo suficiente, perseverar para no rendirnos aunque las cosas se pongan más difíciles y flexibilidad para adaptarnos a los cambios que puedan surgir en nuestro transcurso hacia un desenlace mejor. Tres fortalezas que nos acercan un escalón más a nuestro objetivo.

4. El optimismo realista

El optimismo realista es aquel que no ve “la vida de color de rosa”, sino de su color verdadero. Acepta que la vida a veces se torna en momentos más complicados y no niega su existencia. Pero tampoco pierde el derecho a pensar que la mañana siguiente pueda ser mejor. Y esa es la cuestión: para afrontar y superar mis complicaciones, he de aceptar que estas existen y tener fe en que, por muy complicado que sea el presente, siempre podrá venir un futuro próximo mejor.

5. Cultiva tu buen humor

El buen humor es una virtud que todos podemos desarrollar. Las personas que viven la vida desde una perspectiva más cómica, son más resilientes. El buen humor es una fortaleza que nos aporta muchísimo bienestar psicológico, físico y social. Por ello, darnos la oportunidad de reír, mínimo una vez al día, siempre será la mejor terapia para hacer frente al futuro ambiguo que nos espera.

6. Aprende a pedir ayuda

El último escalón, saber pedir ayuda. No es sinónimo de incapacidad o debilidad, sino de inteligencia. La resiliencia no solo reside en nosotros como ser individual, sino también como ser social. Y en ella, nuestros círculos más cercanos son fundamentales. Es tan importante saber rodearnos de personas que nos aporten cosas positivas como saber pedirles ayuda en el momento que lo necesitemos.

Destino: RESILIENCIA: acabamos de recorrer un breve camino hacia la resiliencia. Si habéis llegado hasta aquí ya sabéis cómo actuar si las cosas se ponen negras. Y en esos momentos recordad, subir escaleras está recomendado para la salud.

Por Marta Bueno Bonilla

@martabb_94

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