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Psicología Positiva: la gratitud como fuente del bienestar

Hace unos días me contaron una pequeña historia que me hizo reflexionar, la de un viejo fabricante y vendedor de zapatos que quería ampliar su negocio y envió a dos colaboradores a explorar el mercado en África para ver las posibilidades de empezar a vender allí sus zapatos. Los dos colaboradores viajaron a África donde pasaron un tiempo observando lo que ocurría.

Al volver, uno de ellos le dijo al viejo fabricante: “No hay nada que hacer, fracasaríamos, allí nadie lleva zapatos”. El otro colaborador, en cambio, le dijo: “Es genial, triunfaremos, allí nadie lleva zapatos aún”.

¿Cómo interpretamos la realidad?

Me gustó esta historia porque refleja bien cómo, aunque la realidad es la que es, cada persona la interpreta de forma diferente y de la interpretación que hagamos va a depender en gran parte nuestro bienestar emocional.

Una de las características de los seres humanos es que estamos continuamente pensando, no podemos dejar de pensar, pensamos en lo que vamos a hacer, en lo que hemos hecho, anticipamos posibles problemas, pensamos en errores cometidos y nos culpamos…y aunque nadie se propone conscientemente sufrir, lo cierto es que en ocasiones nos atormentamos a nosotros mismos.

Y es que la mente humana tiene un sesgo de negatividad” que hace que en general, pongamos más atención y demos más peso a las experiencias negativas que a las positivas. Nos impactan más los estímulos negativos, nos fijamos más en lo que nos falta, en los errores, en lo que nos molesta. Una posible explicación es que estar alerta ante los peligros que nos amenazan es adaptativo y promueve la supervivencia. Si estamos atentos a todo lo que puede ir mal, estaremos prevenidos para actuar.

Por tanto este sesgo tiene una función de protección. Sin embargo la consecuencia es que sentimos malestar, ansiedad e incluso en ocasiones puede llegar a interferir en los quehaceres diarios, bloqueándonos e impidiéndonos actuar.

¿Qué hacer ante esto? ¿Cómo lograr ver la realidad desde una perspectiva que nos ayude a sentirnos mejor, a estar motivados, a conseguir nuestros logros, a estar optimistas? ¿Cómo conseguir ver las oportunidades en vez de las dificultades?¿Podemos cambiar nuestros pensamientos?

Psicología Positiva: agradecer como hábito de vida

A lo largo de los años la Psicología ha ido haciendo aportaciones que ayudan a las personas a mejorar su calidad de vida.

A partir de finales de los años 90 la Psicología Positiva encargada del estudio científico del funcionamiento óptimo del ser humano, hace énfasis en el bienestar. Psicólogos como Seligman y Csikscentmihalyhi comienzan a estudiar experiencias de carácter positivo como la gratitud.

Desde entonces se han llevado a cabo numerosos estudios en diferentes universidades que demuestran que agradecer tiene el poder de crear un estado mental positivo y feliz.

Los psicólogos Emmons y McCollough de las universidades de California y Miami respectivamente, estudiaron las consecuencias de la gratitud en una investigación en la que los participantes, asignados al azar, llevaban un diario semanal. Hicieron tres grupos y a cada grupo se le asignó una tarea distinta, un grupo describía las cosas por las que sentía agradecimiento, otro explicaba todo aquello que le fastidiaba y el último hacía un seguimiento de los eventos neutrales. Al cabo de diez semanas, los resultados mostraron que las personas del grupo que escribía agradecimientos se sentían mejor, más saludables y optimistas.

Otras investigaciones que se llevaron a cabo en el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos desde el año 2006 al 2009 demostraron que el agradecimiento influye también en nuestro cuerpo de forma positiva.

Los investigadores examinaron el flujo de sangre en diversas áreas del cerebro de individuos que llevaron un diario de gratitud durante 30 días.En todos los casos observó una mayor actividad en el hipotálamo, que es la región del cerebro que controla funciones corporales como el apetito, la sed, el sueño, y que está involucrado en el metabolismo y en la respuesta de estrés. Se observó que también se producía un aumento de los niveles de dopamina, un neurotransmisor implicado en sensaciones placenteras de motivación, curiosidad y creatividad.

La conclusión es que los sentimientos de gratitud mejoran el funcionamiento cerebral y también la autoestima y la salud. Sentir gratitud disminuye los niveles de dolor físico, mejora la calidad del sueño y es sumamente útil para ayudar a afrontar el estrés y las dificultades de la vida cotidiana.

Agradecer no sólo cuando las cosas salen como uno desea, sino como una actitud y un hábito de vida, transforma nuestra percepción del mundo, cambiando la mentalidad de insuficiencia por otra mentalidad de satisfacción ya que nos centramos en lo que sí tenemos y no en lo que nos falta.

Sentirse bien sin que haya ocurrido nada especial es la actitud precursora de la felicidad y el éxito personal en la vida. Cuando reconocemos todo lo que somos y tenemos  y nos hacemos conscientes de ello, nos sentimos afortunados y eso aumenta nuestra capacidad de acción. Las personas agradecidas no dan por sentado aquello que poseen, se dan cuenta de que podrían no tenerlo y eso las ayuda a sentirse optimistas y activos.

Lo bueno es que la gratitud es una habilidad que se puede desarrollar fácilmente practicando unos minutos al día.

Por ejemplo, ahora mismo te puedes preguntar ¿De qué puedo estar agradecido hoy?

Por Javier Ambrona

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